La historia de Marlene K.
Marlene comenzó a fumar cuando estaba en la escuela secundaria superior con una lección que recibió de una vecina sobre cómo inhalar el humo. Fumar parecía sensacional. Marlene siguió fumando cuando se casó y mientras criaba a sus hijos. Luego, a los 56 años comenzó a perder la vista. Tenía dificultad para leer, se caía, incluso cuando bajaba unos pocos escalones y se cortó accidentalmente en la cocina. Tenía una enfermedad de los ojos avanzada que se llama degeneración macular asociada a la edad (AMD, por sus siglas en inglés). Esta enfermedad puede destruir la visión central que es necesaria para leer, conducir o ver la cara de las personas.
El médico de Marlene le dijo que dejara de fumar si quería conservar aunque fuera una pequeña parte de su vista. Cuando salió un medicamento nuevo —uno innovador que podría retrasar la pérdida de la visión— Marlene se entusiasmó. “Bueno. ¿Lo tomo por la boca?” preguntó Marlene. “No, se inyecta en los ojos”, le respondió el médico.
Hasta la fecha, le han puesto docenas de inyecciones en cada ojo, y necesitará aún más inyecciones cada mes para evitar seguir perdiendo la vista. Marlene espera que al compartir su historia ayudará a otras personas a dejar de fumar cuanto antes.
Biografía de Marlene K.
¿Qué se siente cuando se pierde la vista? Para Marlene, comenzó con la aparición de unos puntitos borrosos en la vista. Los programas de televisión se veían borrosos y no tenía forma de mejorar el enfoque. En la cocina, confundió uno de sus dedos con una zanahoria sobre la tabla de cortar. Marlene notó estos cambios aterrorizantes en la vista a los 56, después de muchos años de fumar. Fue de un especialista para los ojos al otro en busca de respuestas. Al final recibió el diagnóstico de degeneración macular asociada a la edad (AMD), que es una enfermedad de los ojos que empeora con el tiempo y no se cura. Esta enfermedad puede destruir la visión central, que es necesaria para leer, conducir y reconocer las caras de los seres queridos.
Marlene tiene un tipo de AMD que se llama “AMD húmeda”, que es muy poco frecuente en una persona tan joven. Fumar duplica el riesgo de presentar AMD. Pero, igual que otras personas, Marlene no tenía idea de que los cigarrillos podían contribuir a una enfermedad que podría causarle ceguera.
“Si hubiera tenido una bola de cristal hace muchos años, nunca jamás me hubiera llevado ese primer cigarrillo a la boca”, dijo ella.
Las mejores probabilidades de retrasar la pérdida de la visión se las dio un medicamento que se debe inyectar en cada ojo con una aguja. A Marlene le asustaban las agujas, pero más le asustaba quedarse ciega, entonces comenzó las inyecciones mensuales. Hasta la fecha, ha recibido docenas de inyecciones en cada ojo. “Y esto puede continuar por el resto de mi vida”, dijo Marlene.
“Quiero ver el sol. Quiero ver el agua”, dijo. “Quiero ver la vida tal como es, ¡no con nubes negras tapándome la vista!”.
Marlene nunca pensó en la ceguera cuando comenzó a fumar a principios de la escuela secundaria superior. Le robaba cigarrillos a su madre y una vecina le enseñó a inhalar el humo. En menos de un año, Marlene ya sentía ansias por fumar un cigarrillo a primera hora de la mañana. Se había hecho adicta al cigarrillo.
Marlene intentó dejar de fumar varias veces cuando estaba criando a sus tres hijos junto con su marido, pero cada vez volvió a fumar. “Fumar era un apoyo, una recompensa, un amigo con quien podía compartir lo bueno y lo malo”, dijo Marlene. “Los cigarrillos eran un buen amigo que no podría reprocharme nada”.
Poco después de que se le diagnosticó la enfermedad de los ojos, Marlene dejó de fumar para siempre. Quería hacer todo lo que estaba en su poder para ayudar a salvar su vista. “Cuando me enteré de que mi hija estaba embarazada y que íbamos a tener nuestro primer nieto, y que fumar podría causar degeneración macular, no tuve razón para seguir fumando. ¡Quería recuperar mi salud!”.
Hoy, la vista de Marlene está estable. Puede leer las recetas con lupa, pero no lee casi ninguna otra cosa. Prefiere escuchar audiolibros o ver la televisión con pantalla grande.
Marlene espera que al compartir su historia motivará a otras personas a dejar de fumar lo antes posible. “Mi consejo para las personas que fuman es que dejen de fumar. Hagan todo lo necesario para dejar de fumar”.
Y aunque los tratamientos para los ojos no son algo que Marlene anhela hacer todos los meses, dice: “Estoy feliz y agradecida de que puedo recibir tratamientos y de que existan tratamientos. Años atrás, no había ayuda y las personas con degeneración macular simplemente perdían su visión central. Si notan algún cambio en la vista, no tengan miedo decirlo. ¡Vayan y busquen ayuda antes de que sea demasiado tarde!”.
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